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Al estilo Oxford

Sin importar la variedad de nombres que puedan identificar a este calzado, su significado siempre es el mismo, y es que cuando decimos ¨zapatos Oxford¨ un halo de elegancia y clase inunda nuestro pensamiento y deseamos tener unos calzados en ese instante. ¿Están de acuerdo? Ya verán porqué.


 

Si bien su origen data de la Escocia e Irlanda del siglo XVIII, su uso se masificó y popularizó -con el estilo botín- durante el siglo XIX en los pasillos de la Universidad de Oxford en Inglaterra -de ahí esta especie de seudónimo-. Su denominación original es Balmorals -haciendo referencia al nombre del Castillo de la Reina de Escocia-, pero también se le conoce como monks, bal-type en Estados Unidos y Richelieu en Francia.


Originalmente estos zapatos eran confeccionados en estricto cuero –negro o marrón-, se caracterizaban por ser bastante planos y, al igual que la variedad de nombres que los sucede, se presentan en una variedad de estilos. Pueden ser lisos –sin ninguna ornamentación-, legate –con punteado en las costuras-, semi-brogue –con punteado tanto en las costuras como en la puntera del zapato- y full-brogue -punteados con dibujos en la punta y en las alas-.


Pese a que hoy en día estos diseño se mantienen, la fabricación de estos zapatos ha variado en 200 años, principalmente la horma a la que ahora se ajusta: la del pie femenino. En sus inicios este fue un calzado creado para los hombres al momento de vestir de etiqueta o, si estaban confeccionados en ante, le daban una versatilidad que permitía múltiples combinaciones, adaptándolos a las diferentes situaciones que se podían vivir dentro de la Universidad de Oxford, por ejemplo. Ahora, esta variedad ha sido reinterpretada y redefinida para la mujer de hoy, manteniendo su diseño y estilo pero en colores, telas y materiales muy femeninos.


Si eres chica: úsalos con pantalones pitillos, boyfriend jeans, con vestidos cortos de falda tipo A -3 o 4 dedos por encima de la rodilla- o con faldas midi. Te darán un un toque cómodo y sofisticado sin subirte a unos tacones.


Si eres chico: aunque ya tú sabes cómo –son tus aliados con trajes de lana y tweed, esmoquin o frac-, en los últimos años los han convertido en un calzado más sport y puedes llevarlos también con jeans pitillos… a toda hora.


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