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¿Personal Shoppers al alza?

Actualizado: 27 may 2020

La forma de comprar como lo conocemos ya es cuestión del pasado. Si bien los cambios a consecuencia del COVID-19 no solo hacen estragos económicos, sociales y culturales, también han afectado y cambiado radicalmente nuestra forma de comprar. No sabemos hasta cuándo esta pandemia estará entre nosotros, esfuerzos científicos alrededor del mundo están volcados en encontrar una pronta solución, pero mientras eso sucede, nuestras vidas se han visto afectadas y alteradas hacia una nueva manera de relacionarnos y vivir.


Las más recientes formas de shopping comienzan a vislumbrarse, Asia y Europa son el espejo, y vemos que ciertas acciones como solicitar cita con antelación, respetar la distancia de dos metros de seguridad entre personas, limitar el aforo dentro de las tiendas, cerrar los probadores y poner la ropa en cuarentena serán algunas de las maniobras de la nueva realidad. La inmediata consecuencia de esto y, de no poder salir de casa durante varias semanas, no es solo el aumento de las compras por Internet, si no también el eventual auge de los personal shoppers.


El Personal Shopper, asesor global de imagen que compra ropa y accesorios para un cliente eligiendo para este lo que mejor le sienta, ha sido históricamente utilizado por políticos, cantantes y personalidades con un alto poder adquisitivo que se han valido de este perfil para ayudarles a vestir bien. Un personal shopper conoce tus medidas, gustos y sabe adecuar sus conocimientos sobre moda y estilismo, para crear el look adecuado que requieres según cada ocasión.


Desde la democratización de la moda y el establecimiento del fast-fashion acceder a un personal shopper ha sido, para una gran cantidad de personas, un poco más sencillo. Sin embargo, es indiscutible que esta figura es mucho más conocida y utilizada en el ámbito de las marcas de lujo, ofreciéndoles este servicio complementario a su exclusiva clientela.


Lo cierto es que esta pandemia no solo traerá una gran recesión económica y aumentará nuestra consciencia colectiva sobre la sostenibilidad -aunque el uso del plástico esté aumentando cada vez más-, especialmente en el mundo de la moda. Se abre una nueva oportunidad para retomar con mucha mas fuerza la conversación de la que algunos diseñadores se hacen eco: ¨Según la ONU, la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta. En los últimos años ha multiplicado su producción, y ha pasado de producir dos temporadas a producir más de seis, para ofrecer cada dos meses nuevas piezas y tendencias a un consumidor que tira la ropa en la mitad del tiempo que hace 15 años¨ (inserte aquí el fast-fashion).


Entonces, ¿qué sucederá? La apuesta es a una mayor consciencia, a comprar menos pero de mejor calidad. A no dejarnos llevar locamente por las tendencias (si es que eso es posible) y adquirir lo que realmente necesitamos. Aumentar nuestro fondo de armario, básicamente, con esas prendas que sabemos siempre serán nuestras aliadas.


Suena fácil, pero quizá en la práctica no sean tan sencillo y, allí es donde entran los personal shoppers. Sus conocimientos serán valiosos para tomar las plataformas digitales y enseñarle a las masas cómo vestirse según su tipo de cuerpo, las prendas imprescindibles y a comprar de forma consciente en lugar de continuamente. Será cuestión de adquirir lo que realmente nos ayudará a vernos bien este verano, el que viene y, si queremos, el siguiente también.


Asimismo, y si durante cierto tiempo las salidas a la calle se siguen dosificando, esta figura definitivamente expandirá su alcance más allá de las tiendas de lujo y se empezará a disfrutar también en pequeñas boutiques donde el servicio personalizado y cercano será la propuesta ganadora.


Durante esta época de confinamiento se le ofreció al público múltiples opciones para poder seguir comprando desde casa: videollamadas, preguntas y respuestas personalizadas, envíos gratuitos, mayor tiempo para realizar la devolución de producto, lives en Instagram con contenido adicional; todas éstas características que el cliente espera que se sigan manteniendo o, al menos, no se pierdan en un abrir y cerrar de ojos cuando se retome ¨la nueva normalidad¨.


La predicción es esa: se vislumbra, en un futuro próximo, un nuevo auge de las personal shoppers y, si damos un paso más allá, de las incipientes guideshops (retailers online con una tienda física donde las personas pueden ver la ropa de cerca, sentirla, hasta probársela si así lo desean, tener la asesoría in situ, pero comprarla exclusivamente online. La tienda es solo un escaparate del producto, mas no una venta al público), dos herramientas que pueden ser de gran utilidad para los freelancers o para aquellas marcas que busquen diversificar y preparar su mercado para cualquier eventualidad, pero, principalmente, para ofrecerle más y novedosas opciones a los clientes. Esta es una gran época para fidelizar.

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