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De sirena a princesa

A dos años de haber contraído matrimonio con Alberto II de Mónaco, Charlene Wittstock ha sorprendido al mundo con su elegancia y aplomo ante los rumores sobre su matrimonio

 

Una vez más el deporte y la realeza han confluido en caminos similares y, al igual que Silvia de Suecia, quién enamoró al príncipe Carlos Gustavo durante los Juegos de Múnich y Mary Donaldson, quien conoció en “Sydney 2000” al príncipe Federico de Dinamarca, Charlene Lynette Wittstock flechó a Alberto II de Mónaco en un campeonato de natación en el que participó en el año 2000.


Pero fue en el año 2006 cuando los ahora príncipes de Mónaco hacen pública su relación durante la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Invierno en Turín. Desde ese momento Charlene ha sido el centro de la palestra pública, donde su acertada forma de vestir y elegancia la han acompañado en los glamorosos eventos de la realeza monegasca, hasta llegar a ser comparada con la princesa consorte, estrella de Hollywood y madre de su esposo, Grace Kelly.


Con un estilo sobrio y refinado, Charlene le saca provecho a su pasado como nadadora de competición y siendo consciente del atlético cuerpo que posee, busca estilizarlo apostando por vestidos que dejan los hombros al aire o que juegan con un solo tirante o las asimetrías; y con cortes que entallan la cintura.


Con Giorgio Armani como uno de sus diseñadores de cabecera, el color gris y los tonos piedra se perfilan como los predominantes de su guardarropa.

Por su parte, en el día a día, la esposa de Alberto de Mónaco apuesta por las chaquetas y abrigos de corte clásico, donde el color negro es fundamental, y completa sus atuendos con tacones de mediano tamaño para estilizar su cuerpo. La princesa Charlene ha sabido llevar, en cada ocasión, la herencia del garbo que circunda a la realeza de Mónaco.


Galas monegascas

Nuevamente el Principado hizo alarde de sus encuentros reales. El primero, el Gran Baile de la Cruz Roja, en su 65º edición, fue amenizado musicalmente por el italiano Eros Ramazzotti y el francés Bob Sinclar. Aunque, como era de esperar las princesas Charlene y Carolina acapararon todas las miradas con su gracia y glamour. Por su parte, la Gala “Fightaids”, para recaudar fondos contra la lucha del Sida, estuvo presidida por la princesa Estefanía junto a sus dos hijos mayores, Luis y Paulina Ducruet, quienes hicieron acto de presencia de forma solidaria con aquellos que padecen esta enfermedad.

 

Presión real

Luego de dos años ejerciendo su papel a la perfección y acompañada de un estilo impecable, Charlene ha estado rodeada de muchos rumores que cuestionan su relación con el príncipe Alberto y la presión por salir embarazada.

En una entrevista donde habla sobre las desagradables especulaciones que amenazaban con empañar el día de su boda, la Princesa confiesa que "todo era tan abrumador y me sobrecogió toda una mezcla de emociones (…) y obviamente rompí a llorar". Rumores decían que trataba de huir del Principado horas antes de su boda, lo que ella determina como “rotundas mentiras”.

Por el contrario, suena esperanzada al hablar de la “dulce espera”, confiesa que “necesitaba un poco de tiempo para instalarme y adaptarme. No me presiono con ser madre. Sucederá. Si sucede, sucede”.


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