La casa de joyerÃa italiana Pomellato celebra sus raÃces haciendo una oda a Milán, metrópoli que ha sido testigo de su exquisita trayectoria, con una colección llena de textura y movimiento
El llamado a reinventarse es un proceso que las marcas transitan cada cierto tiempo y, pareciera, que su casi medio siglo de existencia le ha dado la excusa a Pomellato para hacerlo. Por ello, presenta ante nosotros en su nueva colección llamada Milano, una celebración a la ciudad donde nacieron, con la intención de exaltar la excelencia artesanal frente a la moda y cautivar al público juvenil, contemporáneo y cosmopolita.
Esta casa italiana, creada en 1967 de la mano de Pino Rabolini, se encuentra actualmente entre los primeros cinco joyeros europeos por ventas -600 trabajadores integran su plantilla, de los cuales 100 son orfebres artesanales calificados-. ¿Cómo han logrado esto? Siendo únicos. En los años setenta, la joyerÃa, como muchos otros ámbitos de aquella época, estaba marcada por la extravagancia. La joyerÃa fina era sinónimo de rigidez y delicados montones de gemas de incalculable valor en una misma pieza, asà que Rabolini irrumpió entre sus pares con la ¨joyerÃa prêt-à -porter¨.
Ahora, 48 años más tarde, este concepto se mantiene más vigente que nunca junto a las caracterÃsticas de la marca: la creatividad y el énfasis en las formas redondeadas y táctiles, asà como el estilo irregular generado al azar del pavé mediante el uso de piedras preciosas de distintos tamaños y/o colores en sus piezas. Particularidades que, en unas u otras joyas, se observan claramente en Milano, una propuesta llena de carácter, sobriedad y con el infaltable toque de brillo.
Pensadas para ser un juego en las manos de las mujeres -o lucir en su cuello-, esta colección presenta motivos como gourmette o torchon que inspiran asà los anillos dobles y simples que pueden componerse según el gusto personal, mezclando las distintas texturas y los colores del oro.
