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Un nuevo misterio

Inspirados en los péndulos de Jean Eugène Robert-Houdin –famoso ilusionista-, Cartier crea su primer reloj misterioso en 1912. 104 años más tarde, después de ser revelado el enigma, el factor sorpresa sigue vigente y se magnifica bajo la ingravidez de las horas del Rotonde Astromisteriux

 

En 1911 el relojero Maurice Couet se convirtió en proveedor exclusivo de Cartier y el fruto de su colaboración con el fundador de la maison se refleja, principalmente, en los centenarios relojes misteriosos. Couet, atraído por la ilusión de los péndulos de Robert-Houdin –quien antes de ser ilusionista fue relojero-, adopta y desarrolla el principio de éste bajo la idea de que las agujas no están directamente ligadas al movimiento, sino que se fijan a dos discos de cristal equipados de un borde de cristal dentado. Activados por el movimiento, generalmente alojado en la base de los péndulos, los discos giran; uno a la velocidad de los minutos y el otro a la de las horas, arrastrando las manecillas. Así nacieron el Modelo A, la Hora Misteriosa y el Doble Tourbillon Misterioso de Cartier.


Si bien esperamos no haber arruinado la ilusión de mantener la incógnita de la fabricación de estos relojes, era necesario el contexto para entender y apreciar la grandeza de lo que viene a continuación. Cien años han pasado desde esa revolucionaria ejecución pero, ¿qué mantiene el secreto vigente –y sorprendente- todavía en 2016? Muy fácil, como suele suceder, Cartier se ha superado y en el Astromisteriux reúne la rotación central y un escape que gira con el eje de las manecillas.


A su vez, en este excepcional modelo de movimiento mecánico de cuerda manual, el calibre 9462 MC que lo respalda es aéreo, debido a la disposición del eje central formado por el escape, el volante, el tren de ruedas y el barrilete, lo que genera una nueva interpretación del clásico tourbillon. Además, su silueta alargada, que representa la manecilla de los minutos, le permite dar una vuelta a la esfera en una hora. Gesta lograda gracias al ensamblado superpuesto de los componentes del movimiento articulados en torno a cuatro discos de zafiro que animan el conjunto. Uno que indica las horas; otro que soporta la cuerda -patentada-; otro el tourbillon y; por último, un disco con doble función situado en la base del movimiento que aporta la motricidad necesaria para que la jaula del tourbillon gire en funcionamiento normal, y pone en marcha el sistema de puesta en hora –otro logro patentado- al tirar de la corona.


Definitivamente Cartier ha hecho crecer el misterio sin defraudar a sus seguidores, que podrán disfrutar de esta edición limitada de 100 piezas en una caja de paladio 950 de 43,5 mm y correa de piel de aligátor negra.

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